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TALMAPA

Raúl, tú y nadie más.

Raúl, tú y nadie más.

El 7 Galáctico.

No es producto del márketing, no necesita campañas publicitarias ruidosas para promocionar su imagen, no se acuesta más tarde de las once de la noche, duerme con oxígeno de la montaña para eternizarse el tiempo que sea preciso (ojalá le dure cinco años más), se toma cada partido como si fuese el último de su carrera, le roba la cartera a los porteros con la picardía que jamás tendrán los novatos (Benzema, mírate el vídeo y aprende), se pone a tirar los córners en vista de que Pellegrini debió olvidar que los entrenamientos de Valdebebas están para determinar quién los lanza, se parte la cara con Nesta tras recibir una colleja traicionera y cobarde de Ronaldinho, inflama a la grada para evitar que el sonrojo sea mayor todavía y, si se lo hubieran pedido, habría corrido rápido a apagar las luces del Bernabéu para que pronto se olvidase la pesadilla vivida anoche en mitad de la tormenta imperfecta. Raúl I de Europa es todo en este Madrid de mucha lentejuela y poca testosterona. Ser un crack no significa que te lo digan machaconamente en los telediarios. Una estrella es el que cada día alimenta los argumentos para considerarle como tal. Y en este Madrid más perdido que Marco buscando a su mamá en mitad de la Pampa sólo se salva el 7X7, el capitán de todos los tiempos, Raúl González Blanco. Su gol de pillo (sólo le recuerdo algo así a Gerd Müller y a Leivinha) fue un espejismo que tapó durante una hora la vergüenza que esperaba a la vuelta de la esquina...

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